"Una vida sin mi"
(El mundo subalterno)
Introducción:
"Una vida sin mí" es
una historia dramática, romántica y con un desenlace de ficción, con idas y
vueltas. Durante la historia se podrán apreciar ejes tales como política, filosofía
y sociedad. "Una vida sin mí" es un relato emotivo, con puntos de
tensión y desesperación, acompañados por contextualizaciones que permitirán
seguir el transcurso de la historia. La historia se basa en la vida de un joven
que comienza a escribir su historia en pleno Caos, antes de que todo a su
alrededor desaparezca.
Luego de una serie de acontecimientos
el terminará dándose cuenta de la verdad absoluta y luego de eso ya nunca nada
volverá a ser como antes. La historia está basada en partes de mi vida,
momentos significativos, inspiraciones musicales, académicas y por la eterna imaginación.
Nota al pie: Los guiones altos
(-) Tendrán doble significado según su contexto:
*Descripción de sentimientos o
acciones;
*Aclaraciones
Capítulo 1: El origen de todo: Mi
nacimiento
Un 8 de Marzo de 1992,
aproximadamente a las 11 de la mañana, nací yo, prematuro-mi madre no dejaba de
vomitar durante el embarazo, no toleraba mucho la comida al parecer-, razón por
la cual nací bajo FORCE, naciendo a su vez en mi una hernia inguinal y así
comenzó mi viaje, inconscientemente, claro está. Dado que me brotó una hernia
que provocaba que tanto para llorar o hacer cualquier tipo de fuerza los
intestinos pasaran a los testículos, provocando el riesgo de estrangulación de
los intestinos y así la posterior muerte, decidieron operarme: Gran error.
A los 8/9 meses de vida
intentaron operarme y simplemente no resistí la anestesia muriendo por un par
de segundos, evitando así la operación y provocando el gran trauma que
acompañaría a mi madre hasta el día de hoy. A causa de dicho acontecimiento mi
madre desarrolló una postura sobreprotectora ante mí, su hijo, acompañada de un
miedo incontrolable y gran inseguridad que por un lado provocó en mi dos
aspectos diferentes, uno del cual se puede enorgullecer y agradezco y del otro
totalmente lo contrario: En primer lugar El amor y cuidado incondicional que me
acompañará por el resto de mi vida y me marcó para siempre convirtiéndome en la
persona sumamente sensible que soy -a veces no está muy bueno, pero me gusta,
sostengo que todo en la vida se trata de "sentir"-. Por otro lado,
también me doto de una notable dependencia e inseguridad que poco a poco a
medida que fui creciendo lo fui superando, pero aún tengo huellas en mi, impidiéndome
hacer de mis propias experiencias, de aprender por mi mismo, de ser. Pero en
fin, agradezco que me hayan dado todo el afecto que un niño debe tener, así
aprendí lo que realmente importa para crecer y como debo ser-algo que muchas
personas viven y mueren sin saberlo-. Por otro lado tenemos a mi padre, lo
contrario a mi madre, más liberal y relajado -aunque últimamente no pueda decir
que siguió siendo igual, mi cambio Copernicano(me estoy por ir a vivir solo a
otra ciudad) les está afectando-, él fue y es el complemente perfecto, tanto
para mi crianza como para mi madre: Mientras mi madr se ponía como loca porque
me iba a andar en bicicleta con mi amigo a los 12 años al rededor de 15
minutos, llenándome de frases tales como: "Fijáte al cruzar";
"Cuidate, mira para los costados y para atrás y adelante"; "No
me gusta que andes todo el día en la calle"; "Tené cuidado mira que
la ruta es muy peligrosa"; "Andá por la vereda, mirá que andan como
locos"; y así, son su particular expresión de desolación y pánico que la
caracterizaba cada vez que me iba sin ella. Mientras por otro lado mi padre
solo decía: "Cuidate, avísame cuando llegues" Con expresión de
tranquilidad y cierta alegría, para no ponerme nervioso y tratar de
tranquilizar a mi mamá.
Mis padres al criarme no estaban
en las mejores condiciones económicas para criar a un gran problema y un
pequeño niño. Fue así como ellos debieron dejar de lado sus necesidades básicas
para otorgármelas a mí, por un tiempo, pero el progreso se daba muy de a poco.
Recién ahora de grande estamos en una situación realmente cómoda, se podría
decir que de la nada, tras mucho esfuerzo, trabajo y amor, lograron lo que
querían, creo que eso los hace feliz: Levantarse cada día en su propia casa, en
un lugar que transformaron en su paraíso ya que antes estaba muy lejos de ser
así-sólo había sauces y moquetas a lo largo de todo el terreno-, tener todas
las comodidades que todo el mundo merece, a pesar de que aún falten cosas, lo
que tienen supera lo mucho que en un momento había creído tener. Dada la
situación en la que me crié, mi personalidad se fue desarrollando poco a poco,
y como era de esperarse, de manera muy particular: Como había icho antes,
desarrolle una personalidad muy sensible ante todo, muy expresivo-si hay algo
que aprendí es que se debe expresar todo en el momento y de la manera adecuada,
de lo contrario pasamos de ser personas a una bomba de tiempo, como lo son
algunos familiares de vez en cuando y se los vivo remarcando-también resulté
ser poco materialista, lo cual considero una gran cualidad, y gracias a la
enseñanza también soy muy respetuoso y responsable -depende el contexto, claro
está-. Pero mis características que me definen como soy actualmente, las
desarrollé en mis últimos tres años de mi vida, a los cuales les dedicaré un
capitulo en especial más adelante.
Podrían preguntarse: ¿Porqué mi
nacimiento el 8 de marzo del 92´ es el origen de todo? o retóricamente: ¿Tan
egocéntrico puedo ser como para considerar a mi nacimiento como el origen de
todo? La respuesta será evidente en los próximos capítulos y sobre todo al
final de la historia. Por el momento solo diré que luego de una serie de acontecimientos
inesperados, me di cuenta que nada es real en la vida, que todo es una ilusión,
un eterno e inmortal viaje y que al darme cuenta de eso, ya nunca nada iba a
volver a ser como antes. Una vez que entendí eso, morí, me salí de mi camino,
mi rumbo, y estaba solo, desnudo en el limbo, sin nada ni nadie, por el resto
de la eternidad.
Capítulo 2: Indicios
Caminaba por el costado de la
ruta hacia mi trabajo, como siempre, todo parecía normal: Mis acostumbradas
suposiciones, mis pensamientos rebuscados, mi imaginación, todo en orden. El
día estaba medio nublado, pero aún así el sol se imponía con soberbia-no tolero
el calor, me abomba- y yo sólo caminaba, solo yo y mis pensamientos, para
librarme del aburrimiento durante algo más de 3 kilómetros, es decir, más de 30
minutos de ardua caminata.
Al aproximarme lentamente hacia
el centro de la ciudad-ya que en la ruta sólo éramos la calle, los autos, uno
que otro perro, el imponente sol, las nubes, el pintarrajeado cerro que se
aprecia a lo largo de toda la ciudad y yo-comencé a encontrarme con más
personas, como era de esperarse. Yo trataba de sobrepasarlos, era temporada y
al ser turistas no tienen apuro alguno-es entendible, pero a veces tienen la
capacidad para irritarme cuando ocupan toda la vereda y no puedo pasar-. Yo al caminar
tengo la costumbre de no mirar mucho a mi alrededor ni a las personas, solo
pienso cosas o simplemente reproduzco temas en mi cabeza, ya que paradójicamente
de los tres MP3 que hay en casa, ninguno funciona. En ese momento yo pensaba cómo
el ser humano, a pesar de tener la capacidad de razonar de acuerdo a las
circunstancias y tener un lenguaje complejamente desarrollado para lograr
entenderse con sus pares, es incapaz de hacerlo-siempre suelo plantearme
preguntas de ese tipo-. A su vez, me planteaba una pregunta particular: ¿Puede
el hombre vivir sin sociedad? es decir, estaba cuestionando la esencia del
hombre: El hombre, existe en tanto existe en sociedad, el hombre es un ser
social y sólo así existe, necesita del "otro" para saber que existe,
que está vivo-y al pensar eso también pensaba en la locura que era cuestionar
corrientes filosóficas y sociales incuestionables-. Mientras me reía disimuladamente
con la cabeza gacha de mi ingenuidad miré una intersección de una calle para
poder cruzarla sin morir a causa de mis estúpidos cuestionamientos y fue así
como de reojo, vi a una persona con características que me sorprendieron: Era
idéntico a mí, mi rostro, mis manos, mis brazos, mis piernas, excepto la ropa. Pasmado volteé
a verlo nuevamente para quitarme la duda y él ya me había sobrepasado, caminaba
bastante rápido, y ya que veo poco y debido a eso uso lentes, atribuí esa
visión a un simple error y rápidamente mire hacia adelante más atento y
apurando el paso de lo contrario llegaría tarde a mi trabajo.
Una vez en mi trabajo, yo hacía
todo tal cual lo había ordenado para seguir el proceso correcto de la
barbotina-yo era ceramista, trabajaba con mis tíos-: Primero limpiaba las
herramientas para poder rellenar los moldes sin grumos, luego acomodaba los
moldes de menor a mayor para poder desmoldarlos sin que las piezas terminen con
un nivel muy grueso, luego preparaba la barbotina para que quede lista y luego
rellenaba, desmoldaba y retocaba las piezas ya secas del día anterior, para así
luego irme del trabajo y regresar a casa. Mientras hacía mi trabajo, ya
automáticamente-lo cual no me molestaba-, yo simplemente pensaba y pensaba:
¿Puede el hombre respetarse uno con el otro de alguna manera? ¿Podríamos vivir
pacíficamente sin ningún ente como el estado, la política o la justicia que nos
controle y regule para evitar que nos matemos unos con otros? Indignantemente
mi respuesta era no, el hombre es incapaz de gobernarse a sí mismo, es incapaz
de aceptar al otro tal cual es, de lo contrario el Estado, la política y la
justicia jamás se habrían inventado. Mientras pensaba todas esas cosas y
trabajaba escuché que me llamaban, pero la voz no era la de alguno de mis tíos,
era la de mi madre. Sorprendido atine a pensar rápidamente: Mi mamá vino a
visitar a sus sobrinos y a mis tíos. Pero no, apareció mi tío pidiéndome que le
avise en caso de que alguien vaya a entrar al negocio-mis tíos tienen un local
de artesanías y yo trabajo en el taller de cerámica que se encuentra detrás del
local-. Algo confundido asentí y le dije que no había problema y nuevamente
atribuí a un error mío y continué con mi trabajo. Esa noche había tenido una
pesadilla: Iba caminando de noche por las calles de El Bolsón y estaba
curiosamente repleto de gente y yo caminaba con apuro, algo nervioso y
perturbado. En cada una de las personas que pasaba por mi lado encontraba
rasgos que identificaba de algún momento o lugar. Tan solo en un instante todos
me rodeaban y todas las personas que me rodeaban tenían mi misma apariencia, eran
yo, y me gritaban que me alejara, que no debía estar ahí, que me
arrepentiría-me lo gritaban con desesperación y pánico, me miraban con la misma
mirada que suelo tener cuando siento dolor y miedo, ¡ellos eran yo mismo!, una
mirada perdida y fría como el hielo de una larga noche de invierno, fue
aterrador- y en ese momento del sueño no toleré la situación y recuerdo que
simplemente me senté sobre mis rodillas en el suelo mientras todos me
tironeaban con sus manos y yo me tapaba el rostro, dando un fuerte grito de
angustia y desesperación todo se volvió oscuro, todo había desaparecido, veía
como todas las figuras a mi alrededor se desvanecían como si estuvieran
conformadas por ceniza, sin parar de gritar, hasta llegar al punto más
traumante del grito fue que desperté, exaltado pero aliviado: "Era un
sueño..."-pensé en voz alta, pero ya no pude volver a dormirme-.
Luego de unos días, como de
costumbre, me encontraba en mi computadora, escuchando música-Radiohead, mi
banda favorita, a quién le dedicaré un merecido capítulo en esta historia, ya
que es uno de los principales medios que me definen- y chateando, con cualquier
persona que encontrara en el chat para matar el tiempo, trataba de evitar hablar
con nuevas personas -si hay algo que aprendí del chat es que no debo
interesarme en nadie, ni confiar ni abrirme a nadie, porque ingenuamente la he
pasado mal y aún así hay veces que no puedo evitarlo, porque son cosas que
simplemente se dan- pero no podía y fue así como la conocí a ella y comenzamos
a hablar. Ella parecía ser para mí, yo así lo sentía, no había encontrado a
nadie en el mundo con quien compartiera tantas cosas en común y me parecía
insólito: Me veía a mi mismo reflejado en ella, simplemente era todo lo que
siempre busqué, lo que siempre quise para mí. Seguimos hablando un tiempo y
cada vez me convencía más de ella, pero a medida que más me gustaba, ella
parecía alejarse más, más y más, hasta que luego ocurrió un hecho que iba a
cambiar mi vida para siempre, o mejor dicho, iba a acabar con ella.