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jueves, 27 de septiembre de 2012

Pyramid song




Me tiré al río y ¿qué fue lo que vi?
Ángeles de ojos negros nadaban conmigo.
Una luna llena de estrellas y coches estelares
y todas las constelaciones que solía ver.
Todas mis amantes estaban conmigo,
las pasadas y las futuras,
y todos fuimos al cielo en un pequeño bote.
No había nada qué temer ni qué dudar.
Uno de esos temas que te transportan de solo escucharlos, esos temas que te dejan encantado, que nunca te cansan de escucharlos, que te pierden en la melodía, que vale la pena escucharlos. Una letra rara, que el propio autor se ha referido a ella en dos sentidos: el pasado y el futuro. Genera esa sensación de pérdida en el fondo del mar, gracias a la extraña sucesión de los acordes, que transportan. La frase: "No había nada que temer ni qué dudar" refleja, a mi entender, el desmoronamiento de los límites de la vida, algo que va más allá de todo, donde la vida y la muerte ya no son dos parámetros, dos fronteras extremas, sino dos esferas más de un componente total. Genera esa falsa sensación de deseo profundo en la vida, de no temer a nada, de no dudar de nada, pero ¿Qué es la vida sin sus incertidumbres, dolencias, pérdidas, problemas u obstáculos?No es nada, pierde su sentido, pierde su objetivo. De aquí que genera una falsa sensación de deseo y seguridad, ya que la única forma de saber que existimos es sintiendo y dudando.


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